J. MARTIN VELASCO
INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGÍA DE LA RELIGIÓN
La fenomenología de la religión es una disciplina reciente. En el mundo de habla castellana ha sido, además, poco cultivada. De ahí que, en general, sea poco conocida. La religión ha sido en nuestro mundo cultural, hasta hace poco, monopolio exclusivo de teólogos y filósofos. Pero los teólogos son por principio confesionales. Se ocupan, pues, de la propia religión, como si fuese la única. Todos tienden a hacer suya la conocida sentencia de A. Harnack: quien conoce el cristianismo, conoce todas las religiones. Los filósofos, por su parte, preocupados por la verdad del fenómeno religioso suelen centrar su estudio del mismo en la pregunta por la existencia del objeto del acto religioso. Más pronto o más tarde terminan por reducir su estudio de la religión a la teología, aunque por realizarla con los medios racionales que le son propios la denominen teología natural, teodicea o teología filosófica.
Teólogos y filósofos emplean dos métodos de acceso al fenómeno religioso ciertamente valiosos. Su tratamiento de la religión ilumina aspectos importantes de la misma. Pero, realizados de forma exclusiva, el tratamiento tanto teológico como filosófico de la religión se condenan a ignorar algunos de sus rasgos esenciales. Más aún, frecuentemente teólogos y filósofos parten para la elaboración de sus interpretaciones de lo religioso de las ideas previas sobre la religión vigentes como evidencias en la tradición religiosa o cultural a la que pertenecen. Y basta la confrontación de tales evidencias con los datos que aporta un mejor y más positivo conocimiento del fenómeno religioso para que aserciones brillantes y grandes temas de algunas corrientes filosóficas y teológicas fundadas sobre tales evidencias queden reducidos a la condición de prejuicios sin fundamento.
La situación espiritual y cultural de nuestro tiempo no permite a los teólogos y filósofos responsables perpetuar esa postura. El encuentro de las culturas, el diálogo ecuménico de las religiones, la planetarización de los problemas que afectan al hombre exigen de los filósofos occidentales y de los teólogos cristianos la consideración de las manifestaciones del fenómeno religioso surgidas en otros tiempos y en el seno de otras culturas. Por eso creemos que la fenomenología de la religión, concebida como descripción global del hecho religioso a partir de los datos de la historia de las religiones, resulta en la actualidad una aportación insustituible para la realización de la tarea de la filosofía y de la teología en relación con la religión. Tal aportación permitirá superar el cantonalismo y provincianismo que ha presidido tantas construcciones de la filosofía occidental y de la teología cristiana hasta estos últimos años. Quien no conoce más que una lengua no conoce ninguna, decía Goethe. Quien sólo conoce una religión, repetía M. Müller, no conoce ninguna. La fenomenología de la religión es un intento por conocer lo que es la religión a partir del testimonio que ofrecen las casi innumerables religiones de la historia humana.
Algunos temen que este planteamiento del tema de la religión desemboque en un sincretismo indiferentista para el cual todas las religiones son iguales porque ninguna, en último término, es absoluta. No han faltado lectores apresurados de la primera edición de esta obra que, sin el menor fundamento en ella, han expresado ese temor. Por eso no estaría de más recordar desde ahora que la fenomenología de la religión no resuelve este problema —propio de la filosofía de la religión y de la teología— en ningún sentido, aunque ofrece elementos indispensables para plantearlo de forma menos inadecuada. Desde ahora podemos adelantar que el conocimiento interior de otras tradiciones religiosas no lleva a la relativización indiferentista de la propia. Como en tantos otros terrenos —ese es uno de los valores del ecumenismo—, el paso por el otro es el mejor camino para el descubrimiento de las propias riquezas. Yo sé, decía en su lecho de muerte N. Sóderblom, que mi salvador vive; me lo ha enseñado la historia de las religiones. La fenomenología de la religión no es un saber de carácter apologético. Pero es indudable que un conocimiento adecuado del fenómeno religioso, realizado desde una actitud de fidelidad a los datos y de comprensión de la actitud que se encarna en ellos, descubre su riqueza, su coherencia, su belleza y, de alguna manera, su valor, y permite, por tanto, plantear el problema de su verdad desde presupuestos más favorables.
En este sentido, creemos que el estudio de la fenomenología de la religión puede prestar algún servicio no sólo a los sujetos religiosos y a los teólogos, sino también a los estudiosos del fenómeno humano. La secularización —entendida en ocasiones como proceso irreversible de desaparición de la religión de nuestro mundo— y la íncreencia como factor determinante de nuestra cultura se han convertido en la actualidad en un a priori cultural que actúa como presupuesto de todas las interpretaciones del hombre. Desde este presupuesto son muchos los autores que intentan interpretaciones científicas del factor religioso —de índole histórica, sociológica o psicológica— excluyendo de antemano su contenido sustancial y reduciéndolo a la función que ejerce en el conjunto de la historia, de la sociedad o de la persona. Tales investigaciones tienen un valor innegable en lo que tienen de positivo. Gracias a ellas vamos consiguiendo un conocimiento más preciso y riguroso de los aspectos bien determinados del fenómeno religioso a que se aplican. Pero ninguno de ellos, ni una suma enciclopédica de los mismos, suple el conocimiento global del hecho religioso como tal que ofrece la fenomenología. Una definición puramente funcional de lo religioso resulta incapaz para distinguir lo propio de la religión frente a otros factores que ejercen funciones semejantes y para detectar lo que le constituye en factor específico.
La descripción adecuada del fenómeno religioso ayuda, además, a relativizar el hecho de la secularización moderna al descubrir procesos semejantes a lo largo de toda la historia humana y al situar debidamente el alcance del proceso en el conjunto del fenómeno religioso prestando elementos para una más justa valoración religiosa del mismo.
Nuestro trabajo aparece con el título de Introducción a la fenomenología de la religión. No pretende ser otra cosa. Ofrece una síntesis personal de los resultados de este sector importante de la moderna ciencia de las religiones con la intención de introducir al lector en la ya abundante literatura sobre el tema y de acompañarle en su proceso —largo y esperamos que provechoso— de familiarización con el inagotable fenómeno religioso.
Madrid, febrero de 1978
Esta tercera edición contiene como única novedad un apéndice bibliográfico que recoge algunas de las aportaciones más importantes a la fenomenología de la religión en los últimos años.
La difusión de la obra es indicio del interés creciente de los estudiosos de la teología en España por el fenómeno religioso. Estoy convencido de que este interés resultará provechoso para el desarrollo de los estudios teológicos, ya que la planetarización de la cultura, el encuentro de las tradiciones religiosas y la misma situación sociocultural de nuestro tiempo hacen indispensable que el estudio del cristianismo se haga atendiendo al conjunto de las manifestaciones religiosas de la historia y desde una descripción rigurosa, al mismo tiempo que fiel y comprensiva, del fenómeno religioso en su conjunto.
Desde la fecha —no tan lejana— de la segunda edición de esta Introducción ha cambiado considerablemente la situación sociocultural en relación con el hecho religioso. En el prólogo de la edición anterior me refería a la secularización como uno de los factores determinantes de nuestra cultura. Hoy vemos con más claridad que la secularización, entendida como proceso generalizado e irreversible de desaparición de lo religioso, se debía más a los analistas que a una tendencia real en la evolución sociocultural de los países occidentales. El racionalismo y el positivismo de no pocos medios culturales, el eclipse de valores que supone la extensión de los hábitos consumistas, la aparición de la crisis económica con la secuela inevitable de la inseguridad, la masificación que producen las aglomeraciones urbanas: estos y otros factores han determinado el nacimiento de movimientos reformadores en las religiones tradicionales, de nuevas religiones más o menos sincretistas y de fenómenos sucedáneos de la religión que pretenden cumplir sus mismas funciones a precios —si cabe hablar así— rebajados en lo que se refiere a la calidad de las actitudes.
En tales circunstancias, parece particularmente necesario el estudio del fenómeno religioso a partir de los datos acumulados y sedimentados por la historia de las religiones, para disponer de criterios que permitan discernir lo verdaderamente religioso de lo que son sólo formas falseadas o pervertidas de religión. Estoy convencido de que con ello la ciencia de las religiones puede rendir un servicio valioso a la causa de la religión y, en definitiva, a esa causa del hombre a la que deben servir siempre la ciencia, la técnica, la política y el conjunto de las actividades humanas.
Quiero terminar expresando el agradecimiento a mis alumnos del Estudio Teológico del Seminario, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequética, y del Instituto Superior de Pastoral de Madrid, por el estimulo que supone el contacto siempre grato con ellos. También deseo agradecer su generosa colaboración a las personas que, con sus tareas de secretaría, biblioteca, búsqueda y encargo de libros y revistas y con el apoyo de su amistad, facilitaron mi trabajo.
Madrid, 31 de diciembre de 1982
Esta obra desea ofrecer una descripción comprensiva del hecho religioso. Nuestro intento se inscribe, tanto por su objeto como por el método que emplearemos en su tratamiento, en lo que actualmente se denomina fenomenología de la religión. Con este término se designa una forma peculiar de considerar el hecho religioso, surgida en nuestro siglo en la historia de las religiones y que, junto con ella y la psicología j la sociología de la religión, constituye el campo más amplio de la ciencia de las religiones. La fenomenología de la religión puede ser definida en una primera aproximación a su contenido como la comprensión del fenómeno religioso en su totalidad a partir de sus múltiples manifestaciones históricas. La insistencia en la comprensión y la forma particular de ejercerla frente a la interpretación propia del nivel científico y la referencia a la totalidad del fenómeno especifican, como veremos en seguida, la fenomenología en relación con las otras ciencias de la religión. Esos dos aspectos específicos la emparentan con las reflexiones que sobre la religión realizan, cada una desde su propia perspectiva, la filosofía de la religión y la teología.
La situación particular de la fenomenología de la religión en el campo del estudio del hecho religioso nos fuerza a comenzar nuestra descripción del hecho religioso por unas reflexiones metodológicas que delimiten el alcance de esa descripción y su relación con el resto de las consideraciones de la misma. Tal es el objeto de esta Introducción. En la primera parte de la misma situaremos la fenomenología de la religión en la historia del estudio moderno del hecho religioso y trazaremos los grandes rasgos de su todavía breve historia. En la segunda analizaremos con más detalle los diferentes momentos del método fenomenológico y compararemos sus resultados con los que cabe esperar de la aplicación del método más estrictamente científico al estudio del hecho religioso o de la consideración filosófica y teológica sobre el mismo.
I
La ciencia de las religiones es ciertamente reciente. El nombre parece proceder de Max Mül...
afranusieki